Santiago de Compostela. A Coruña.
P. 2008 – O.2010
Fotografías Bernardo Diéguez, Fuco Reyes
La forma del local (resultante de la unión de dos bajos) y los accesos condicionan la disposición final de las diferentes zonas.
En el programa de necesidades se requería una cocina muy amplia que, como premisa, debía quedar abierta al comedor. La primera decisión pasó por ubicar ésta y un pequeño reservado en la zona que se corresponde con el local originalmente más amplio, reservando el que cuenta con tres fachadas para la sala.
Lo que unifica la zona de comedor es el tratamiento diferenciado del segundo falso techo de láminas de madera y el revestimiento perimetral interior del cerramiento de fachada; se trata de un trasdosado formado por tablones de madera de pino sin cepillar que, en los huecos, se transforma en contraventanas correderas que permiten posiciones diversas. De esta forma, además de reforzar la continuidad espacial del comedor, se contribuye a mejorar notablemente el acondicionamiento acústico y térmico, se elimina una referencia tan directa a la rígida composición exterior de huecos, permitiendo múltiples variables en lo que se refiere a iluminación natural y vistas, y se consigue una escala más agradable, al componer este alzado interior de acuerdo con una altura inferior a la exigida para el techo del local.
En la zona de acceso público se dispone un vestíbulo acotado agrupando en torno a él una barra de servicio de sala, un mueble de apoyo y los aseos. Se origina así, un tamiz entre la recepción y el resto del local.